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Las marchas del pueblo

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Las marchas del pueblo Internet

Por: Diego Abraham Zambrano Cuestas1

1 Estudiante del programa de Comunicación Social y Periodismo, Corporación Universitaria del Meta –UNIMETA. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

En el transcurso de mi vida laboral he tenido la oportunidad de ser parte de muchos hechos noticiosos, algunos de ellos -ya para esta fecha- son historia. Es la situación actual del país la que permite que dé mi punto de vista, pues la inconformidad del pueblo colombiano viene, incluso, desde tiempo atrás: la desigualdad reflejada en la división de las clases sociales; el pobre cada día más pobre y el rico cada vez con más fortuna. Los empresarios someten a sus empleados a sueldos paupérrimos, y como pago obtienen una salud y educación precarias. La clase media y baja colombiana no toleran más impuestos; no hay vida laboral para los trabajadores porque no hay una esperanza de alcanzar aquel mejor camino. Los políticos sólo los vemos en épocas electorales, sus promesas de campaña quedan precisamente en eso, en promesas. Todo esto desencadena a una juventud que no encuentra la salida a los problemas que le brinda el estado, por el contrario, ven en él al enemigo; las fuerzas de poder se convierten en un contrincante que actúa con fuerza y abusa de la autoridad.

¿Hasta dónde podremos llegar con la permanente desigualdad social? ¿Qué futuro les espera a las nuevas generaciones? Este tipo de interrogantes son a los que no parecemos encontrarle soluciones a la vista. El cuestionamiento constante que se le hace al presidente de la República por no cumplir con las promesas que juró en campaña, genera en la comunidad cada vez más la falta de credibilidad y la poca aceptación. El presidente excusa el mal funcionamiento de su gobierno en la crisis mundial producida por el COVID-19, sin embargo, para su desgracia, la inconformidad de los jóvenes es tan grande, que no temen morir a causa del virus, prefieren morir para exigir sus derechos y reclamar las promesas.

Hasta la fecha se continúa negociando un pliego de peticiones que envió el comité del paro al gobierno nacional para que este analice y tome posición frente a los requerimientos. Gran cantidad de personas han salido a movilizarse en el marco del paro nacional, en Bogotá, por ejemplo, cerca de doce mil personas se manifestaron a través de expresiones artísticas en el Monumento de los Héroes, no obstante, al final de la jornada de movilización se presentaron incidentes frente a este monumento ocasionando disturbios. Podemos decir que muchos de estos hechos suceden por falta de liderazgo: no hay quién lleve la vocería y el mando, esto les facilita a unos cuantos infiltrados actuar con comportamientos violentos, lo que además genera que la imagen del paro se desvirtúe poco a poco.

Si bien los daños que se han presentado frente a diferentes monumentos se prestan para que sean entendidos como hechos “vandálicos”, es necesario comprender estos mismos actos desde otros significados, pues bien, el mensaje que se esconde tras las caídas de los monumentos representa la figura del conquistador que roba la identidad de los pueblos. Derribar estatuas que hagan alusión a este tipo de figuras significa la señal que anhela un cambio para alcanzar nuevos horizontes. Digamos que esto sólo refiere a uno de los pequeños cambios que deben realizarse para alcanzar aquel horizonte social y político, al que aspira la mayoría de los colombianos, y no caer nuevamente en la misma dinámica que nos ha arruinado por tantos años.

 

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